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Álvaro Ruiz, el cantante sevillano y además guitarrista de El Kanka; cuya voz y pasión llenan los escenarios, personifica esta historia de amor con la música. Criado en un entorno donde los ecos musicales eran cotidianos, el camino de Álvaro hacia la expresión artística comenzó en su cuna. Nacido en el seno de una familia profundamente arraigada en el mundo musical, Álvaro no solo heredó un legado, sino que también encontró su voz en cada nota y compás.
Desde temprana edad, Álvaro Ruiz tuvo la suerte de tener la música como compañera constante. Tomó su primera guitarra en mano y, desde ese momento, nunca la ha soltado. La pasión se convirtió en su guía y el ritmo, en su lenguaje. En nuestra entrevista exclusiva, Álvaro comparte cómo la música no es solo una parte de su vida, sino que es un latido constante en su interior. Se despierta y se acuesta con melodías y ritmos danzando en su mente, una sinfonía que lo impulsa y nutre a lo largo de sus días.
El Intrépido viaje musical de Álvaro Ruiz
Desde esos primeros acordes hasta el artista consumado que es hoy, Álvaro Ruiz nos lleva en un viaje íntimo a través de su vínculo con la música. Nos sumergimos en cómo la herencia musical de su familia y su entorno cultural forjaron sus primeros pasos en este emocionante viaje.
La tradición flamenca, tan arraigada en su tierra natal, ha sido como un faro en el horizonte musical de Álvaro Ruiz. Las raíces del flamenco corren profundamente en su sangre y han nutrido su estilo con pasión y autenticidad. Pero su viaje musical no se detiene ahí. Las melodías latinoamericanas también han encontrado su camino en su corazón musical. La riqueza de la música de América Latina ha dejado su marca en las composiciones de Álvaro, añadiendo un matiz cálido y emotivo a sus creaciones.
Pero no se puede hablar de las influencias del cantautor sin mencionar su conexión innegable con Cádiz. Con raíces familiares en esta ciudad costera, Álvaro encuentra inspiración en cada rincón de esta tierra que ama. Desde los vibrantes carnavales que inundan las calles de Cádiz hasta los latidos del océano que chocan contra la costa, cada elemento de esta ciudad se filtra en su música, añadiendo una dimensión más profunda a su arte.
“Es como si tuviera doce gitanos dentro de mi cabeza tocándome las palmas en todo momento.”
En el inabarcable universo de la creación musical, el proceso de dar vida a una canción a menudo comienza como una semilla de inspiración. Para Álvaro Ruiz, esa semilla florece en una maravillosa sinfonía de melodías que danzan en su mente. En una conversación íntima, Álvaro comparte cómo su música nace de un torrente de melodías que fluyen libremente, mientras que la forja de las letras requiere paciencia y concentración.
“Sin duda, siempre la melodía me llega antes” afirma Álvaro con una sonrisa que ilumina su rostro, como si cada palabra que pronuncia estuviera acompañada por un eco musical. Y no es sorprendente, considerando que la música parece haber encontrado su hogar más íntimo en él desde el mismo momento en que vino al mundo.
Me cuenta entre risas, que su colega y compañero musical de confianza siempre le dice que “es como si tuviera doce gitanos dentro de mi cabeza tocándome las palmas en todo momento”. Las melodías se materializan con la naturalidad del viento, acariciando su piel, fluyendo como un río que encuentra su propio camino. Es como si la música fuera su idioma natal, una voz interior que no necesita traducción. Las notas se entrelazan en una armonía que nace espontáneamente, como si fueran un eco de las emociones y las experiencias que habitan en su corazón. Este flujo constante de melodía es más que una parte de su vida; es el latido constante que guía su camino musical, una conexión inquebrantable con el mundo que lo rodea y que, a su vez, es moldeado por cada acorde que emana de su guitarra.
Pero cuando se trata de tejer palabras en torno a esas melodías, Álvaro confiesa que el proceso es diferente. “Escribir las letras, si tengo que sentarme y concentrarme”, revela con sinceridad. Las letras son los puentes que conectan su mundo interior con el de su audiencia. Cada palabra es una oportunidad para contar una historia, evocar emociones y pintar imágenes en la mente de quienes escuchan.
Un vínculo inquebrantable con El Kanka
“Para mí, trabajar con Kanka no es trabajo. Es tocar con mi ídolo”, confiesa Álvaro con entusiasmo y llenándose de emoción. Cada vez que pisa el escenario junto a Kanka, siente una satisfacción inigualable. La música se convierte en un diálogo entre dos almas creativas, un intercambio donde la admiración fluye en cada acorde y cada verso. Álvaro nos lleva al centro de esta experiencia, compartiendo la sensación única de estar junto a alguien que ha sido su fuente de inspiración durante tanto tiempo.
“Ya he visitado Alicante en alguna ocasión y me enamoró”
En el itinerario agitado de un músico, los destinos pueden convertirse en destellos fugaces en el camino. Para el cantante sevillano, Alicante se ha revelado como uno de esos destinos que han tocado su corazón en su paso por la vida. Aunque sus visitas han sido breves, ha dejado una impronta de encanto y un anhelo de explorar más allá del escenario.
“Ya he visitado Alicante en alguna ocasión y me enamoró”, nos cuenta Álvaro con una sonrisa en los labios. Cada visita ha dejado un impacto perdurable en su memoria, llenando su corazón con los matices de la ciudad. Sin embargo, las giras y los conciertos han trazado un ritmo constante en su vida, a menudo dejándole con un sabor agridulce de no haber tenido tiempo suficiente para descubrir todo lo que Alicante tiene para ofrecer.
Las palabras de Álvaro revelan un deseo genuino de sumergirse en la belleza de la provincia. Habla con entusiasmo sobre sus ganas de tomarse unas merecidas vacaciones y explorar a fondo las preciosas playas y los encantadores rincones de Alicante. Pero la vida de un músico es un constante vaivén entre escenarios y carreteras, y aunque la intención siempre está presente, el tiempo a menudo se desvanece entre ensayos y actuaciones.
El sevillano ha podido experimentar el calor alicantino en sus visitas, un abrazo cálido que se mezcla con los acordes de su música. Es un recordatorio tangible de su conexión con esta ciudad, una conexión que espera profundizar en el futuro. A pesar de las limitaciones de tiempo, cada vez que pisa suelo alicantino, deja un pedacito de su corazón en la arena y las calles, un tributo a la magia que esta tierra encierra.
El Sueño hecho notas
Para Álvaro Ruiz, la oportunidad de colaborar con el renombrado guitarrista Vicente Amigo es más que una ambición; es un sueño que cobra vida en cada acorde de su música.
“Sería un sueño pasar una tarde con Vicente y nuestras guitarras”, Álvaro confiesa con entusiasmo palpable en su voz. Las palabras fluyen con una sincera admiración por el guitarrista de renombre mundial. La idea de intercambiar acordes y melodías con Vicente Amigo es más que una simple colaboración; es un encuentro con alguien a quien Álvaro considera una fuente de inspiración y admiración.
La posibilidad de compartir una tarde musical con Vicente Amigo encarna un deseo simple, pero profundo para Álvaro. No pide más que ese momento de conexión musical, donde las guitarras se conviertan en el lenguaje que trasciende las palabras. Es un tributo a la magia que nace cuando dos almas creativas se reúnen, cuando la música se convierte en un puente que une mundos y experiencias.
Concierto de Álvaro Ruiz en Alicante: un escenario, un corazón
No es simplemente un concierto lo que espera al público en El Taller Tumbao el próximo 2 de septiembre. Es un encuentro con la esencia misma de Álvaro Ruiz, una oportunidad de vivir la música a través de los latidos de su corazón artístico. Así que, mientras el compás resuena en su mente incesante, Álvaro Ruiz se prepara para compartir su pasión, su historia y su alma musical con Alicante y el mundo entero. Un concierto que promete ser más que una actuación: será un diálogo entre un músico y su audiencia, un intercambio de emociones y melodías que perdurarán mucho después de que el último acorde se desvanezca en el aire.
Mientras el tiempo avanza, Álvaro no cesa en su búsqueda de nuevos sonidos, nuevas historias y nuevas maneras de tocar los corazones de su audiencia. Su música seguirá iluminando caminos y tocando almas mientras avanza en su viaje, un compás incesante hacia un horizonte musical que se extiende con infinitas posibilidades.